Por: José Mendoza Jiménez
TRES
Cuando mi hermana me invito a participar en el "negocio", a raíz de un préstamo que estaba por recibir, yo me interese en asesorarla, por mi experiencia en los negocios; para que las cosas salieran bien y no tuvieramos ningún inconveniente. Después de mirar varias opciones y como mi hermano también estaba de brazos caídos, llegamos a la conclusión de las motos. Desde un principio yo le dije que para mi eran 2 motos, por lo de las restricciones de transito, el pico y placa, etc. ¡Para no tener problemas con la policía!, le dije. Ese fue el acuerdo, esas fueron las condiciones de mi parte. Pero el bonachón de mi hermano dijo que solo quería una sola moto. Se compraron las dos motos y en cuanto a la otra moto para mi, yo le dije que le avisaba a la semana siguiente, por lo que ella me dijo que primeramente eran estas dos, camino al concesionario. Y así lo hice. Pero salio con algo que no habíamos proyectado, prestarle el dinero a un compadre que había llegado prometiendo el cielo y la tierra. Recuerdo que en ese momento un poco ofuscado, fui tajante y explicito con ella: "¡No hagas nada con ese dinero sin antes hablar conmigo!", Le advertí, por la sencilla razón de que a mi era a quien le correspondería pagarlo, pero ¡Oh sorpresa!, al día siguiente que regrese me encontré con la trágica noticia: con un antecedente cardíaco que ella sabia del paciente, apenas recibió el dinero se emborracho, muriendo fulminantemente. En un abrir y cerrar de ojos el dinero había tomado otro destino y lo que yo había vislumbrado de cambiar mi situación y la de ella, se convirtió de entrada en una dura pesadilla de la cual aun no salgo. ¡En un corre que te alcanzo que no te alcanzo que me deja sin aliento! Ella quizo calmarme diciéndome que iba a recuperar el dinero, pero nuevamente fui tajante y explicito, y en medio del dolor por la perdida le espeté sin escrúpulos: "¡Ni si te mudas pa' Koreia lo vas a recuperar!".
Uno puede arriesgar el dinero de uno, pero arriesgar el dinero ajeno en poder de uno no tiene presentación. Y menos si fue conseguido en el mercado extra bancario.
Cuando tuvo el dinero en su poder mi hermana cambio, y aunque ella fue la que hizo la diligencia del préstamo, quienes lo íbamos a pagar eramos mi hermano y yo con el producido de las motos; la única fuente de ingreso para ese compromiso.
Echo por la borda mi valiosa asesoría con el dinero que había que pagar al pie de la letra ¡Una asesoría muy valiosa que no supo atesorar en su afán por deshacerse del dinero! continuará...
TRES
Cuando mi hermana me invito a participar en el "negocio", a raíz de un préstamo que estaba por recibir, yo me interese en asesorarla, por mi experiencia en los negocios; para que las cosas salieran bien y no tuvieramos ningún inconveniente. Después de mirar varias opciones y como mi hermano también estaba de brazos caídos, llegamos a la conclusión de las motos. Desde un principio yo le dije que para mi eran 2 motos, por lo de las restricciones de transito, el pico y placa, etc. ¡Para no tener problemas con la policía!, le dije. Ese fue el acuerdo, esas fueron las condiciones de mi parte. Pero el bonachón de mi hermano dijo que solo quería una sola moto. Se compraron las dos motos y en cuanto a la otra moto para mi, yo le dije que le avisaba a la semana siguiente, por lo que ella me dijo que primeramente eran estas dos, camino al concesionario. Y así lo hice. Pero salio con algo que no habíamos proyectado, prestarle el dinero a un compadre que había llegado prometiendo el cielo y la tierra. Recuerdo que en ese momento un poco ofuscado, fui tajante y explicito con ella: "¡No hagas nada con ese dinero sin antes hablar conmigo!", Le advertí, por la sencilla razón de que a mi era a quien le correspondería pagarlo, pero ¡Oh sorpresa!, al día siguiente que regrese me encontré con la trágica noticia: con un antecedente cardíaco que ella sabia del paciente, apenas recibió el dinero se emborracho, muriendo fulminantemente. En un abrir y cerrar de ojos el dinero había tomado otro destino y lo que yo había vislumbrado de cambiar mi situación y la de ella, se convirtió de entrada en una dura pesadilla de la cual aun no salgo. ¡En un corre que te alcanzo que no te alcanzo que me deja sin aliento! Ella quizo calmarme diciéndome que iba a recuperar el dinero, pero nuevamente fui tajante y explicito, y en medio del dolor por la perdida le espeté sin escrúpulos: "¡Ni si te mudas pa' Koreia lo vas a recuperar!".
Uno puede arriesgar el dinero de uno, pero arriesgar el dinero ajeno en poder de uno no tiene presentación. Y menos si fue conseguido en el mercado extra bancario.
Cuando tuvo el dinero en su poder mi hermana cambio, y aunque ella fue la que hizo la diligencia del préstamo, quienes lo íbamos a pagar eramos mi hermano y yo con el producido de las motos; la única fuente de ingreso para ese compromiso.
Echo por la borda mi valiosa asesoría con el dinero que había que pagar al pie de la letra ¡Una asesoría muy valiosa que no supo atesorar en su afán por deshacerse del dinero! continuará...
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