Por: José Mendoza Jiménez
Los atardeceres me traen los recuerdos de la infancia lejana.
En estas tardes de verano en Cartagena, miro los atardeceres como un prodigio que me va llenando la imaginación errante.
En Cartagena los atardeceres tienen el color de la esperanza. Desde donde miro el sol ocultarse en las profundidades del mar, los rayos del sol se despiden para dar paso a un nuevo día que aún no ha de llegar.
Las olas humedecen la arena de la playa donde me estaciono para seguirlo en su viaje de rotación. ..
Mirando por la ventana, me deleito en la nostalgia de aquellos días felices en que nada me preocupaba. Cabalgando en mi caballito de madera, era el jinetee y el caballo a la vez que azuzaba: "caballito, caballito, vamos a correr ",y corríamos en nuestros caballitos de madera como si fueran de verdad. Los caballitos cerreros y de paso fino, nadie los detenía.
Depronto, de un momento a otro, los caballitos quedaban a un lado y nos ocupabamos en otros juegos que llamarán nuestra atención pues, no había premura por el tiempo porque éramos dueños de él.
Las tardes de verano se asomaban y sobre los sabanales brillaban los rayos del imponente sol. Recogiamos las guayabas y al declinar la inclemencia de sus rayos, lo veíamos ya vencido ;nuevamente a partir. Y celebrabamos con regocijado, como celebran los periquitos sobre las hojas de palmas, la caída del sol. Ese sol nuestro verdugo y aliado a la vez que anuncia con su partida el final del día.
Y escuchaba los sabanales. Y miraba los sabanales brillar bajo el ardiente sol. Con el radio asido al oído, meciéndome en la hamaca, trataba de entender la canción. Y empezaba a tarariarla , y lo que más me llamaba de la canción ensombrecia las ansias de mi mente por profundizarla al instante. Las ansias por comprenderla porque ya la entendía bastante. Pero quería descubrir más del mensaje intrínseco que llevó a su autor a componerla ¡era subliminal escuchar los sabanales! .
Los sabanales ocupaban mi inquietud por saber más, viendolos iluminados por los rayos del sol.
¿qué misterios encerraban los sabanales en el limitado y amplio mundo en la mente de un niño, las ilusiones por descubrirlo todo, de preguntas sin respuestas que no estaban a su alcance en esas tardes de verano?
Los sabanales, los guayabales donde se ocultaba el sol. ..las tardes de verano. ..sin duda, hacen parte de mi repertorio de ilusiones que traen la nostalgia de aquellos días felices de la infancia que ahora refresco en estas tardes de verano de la bella Cartagena .
Con el tiempo, mientras iba creciendo, fui descubriendo las verdaderas razones de la creación, el amor del hombre por lo que hace y le inspira ese don.
"Mis recuerdos son aquellos paisajes
Y los estoy pintando exactos como son
Ya pinté aquel árbol del patio
Que es donde tú reposas cuando calienta el sol ".
Tardes de verano en Cartagena con los sabanales a bordo. ..
Articulito: ahora he de volver a la playa y mirar- sin ninguna prevención- como cuando niño llegué henchido de ilusiones por conocerlo, viendo las olas llegar a mi encuentro. El mar era mío y colmaba mis expectativas en las tardes de verano que hoy recuerdo.
Los sabanales es una creación del polifacético Calixto ochoa interpretado magistralmente con los corraleros de majagual.
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