Por: José Mendoza Jiménez
2013:
Cuando la violencia acecha, la paz se hace indispensable, urgente y necesaria. Se buscan caminos de entendimiento por aquí, por allá y por acá. La paz es como una mujer a conquistar. A veces se hace la arrogante y difícil, como si no fuera con ella. En ese dilema vivimos los colombianos, y el expresidente Álvaro Uribe Vélez olvida cuando fue presidente y estuvo interesado en dialogar con terroristas. Solo que en estos no despertó la confianza esperada y mas bien se empantanaron en el tamaño del despeje o no despeje de una determinada zona para dialogar hasta ver qué pasaba. Finalmente las cosas no se dieron y quedaron ahí en la sin salida. Cuando la Corte Constitucional lanza el salvavidas de no otro periodo para Uribe, que era seguro, dada la estrategia del líder y la ventaja de estar en el poder, hay un nuevo respiro, una nueva manera de vislumbrar y visualizar las cosas. Las posibilidades de paz se acrecientan con la llegada del nuevo inquilino a la Casa de Nariño.
El tiempo pasa y no hay reversa. Hoy estamos dialogando en la búsqueda de entendimientos hacía ese objetivo y debería ser motivo de convocarnos a todos con entusiasmo, no buscar torpedearlo. La paz requiere de las ideas, del debate y la sana controversia, que lo nutra y lo saque adelante, si se trata de la búsqueda de un nuevo país en paz. Es una oportunidad que no debería desperdiciarse ni empantanarse con disonancias. No es la hora de buscar culpables ni de hacer reparos inconvenientes. Se trata de enrumbar el país por el liderazgo que ansiamos las generaciones presentes y futuras. Un país en paz de aquí en adelante, con justicia social. Todos jalonando para el mismo lado y con la misma determinación: el bien de la nación colombiana.
Lamentablemente no es lo que se ve y se siente en el ambiente de los que critican el proceso de paz. La oportunidad de la paz en vez de unirnos nos divide en formalismos y tecnicismos del orden establecido. Hay que ser sinceros: la paz necesita, requiere de personas como el procurador general, Alejandro Ordóñez, con ideas muy conservadoras y acordes con el establecimiento, en cuanto a los reparos al Marco para la Paz, desde luego respetables pero sin tener presente la transicionabilidad del conflicto armado que nos agobia, a través de una negociación civilizada, como la ve el fiscal general, Eduardo Montealegre ;del expresidente Álvaro Uribe o el señor José Félix la Faurie, que son lo mismo ;las vallas publicitarias de Pacho Santos, no contribuyen en nada al proceso de paz que se lleva a cabo en la Habana. En la coyuntura en la que nos encontramos sin duda, en el lugar equivocado. Es una lástima que él mismo no lo haya notado cuando insiste ;de entes como la Corte Internacional de Justicia y ONG como Human Rights Watch, entre otras, pero no para que la imposibiliten si no para que la fortalezcan.
Continuará.
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