Por: José Mendoza Jiménez
Continuación
¿Mientras tanto que hacemos nosotros? Mirando para el otro lado, buscando al muerto rio arriba, en planes de cadena perpetua para todos los delitos sexuales, sin especificarlos ni clasificarlos en su orden, como si los demás que atentan contra la integridad y la vida en calles o estaciones de TRansmilenio, fueran menos graves. Los delincuentes lo tienen claro, estan en su medio y saben que nada les pasará o si llegara a pasar algo, no será de mayor gravedad.
No está bien que a una dama se le pellizque la nalga sin su consentimiento. Considero que esto es una anomalía de orden público que la policía podría solucionar con un llamado de atención al implicado la primera vez y mayor si reincide, hasta que pase a fiscal o juez si es necesario. Pero aquí nos vamos por la cadena perpetua como si esta fuera la panacea para los problemas que el país tiene, como si no tuviéramos una justicia obsoleta, ineficiente, y las cárceles repletas donde el respeto y protección a los derechos de los condenados, no fuera algo de lo que poco sabemos. El solo hacinamiento ya es de por si violatorio con lo que se busca corregir ¡indignante! No todo debe ser cadena perpetua. La constitución no la contempla. Es algo que no es consecuente con la realidad del país y es discriminatoria con el ser humano. La ley contra los delitos sexuales no mide frio a tibio ni tibio a caliente, para la ley todo es caliente a quemar y ahora le agregamos la cadena perpetua. La justicia no puede ser vengativa más si resocialitativa, rehabilitante de las conductas punibles.
Cadena perpetua si, también para la delincuencia, los de cuello blanco y corbata, los que se extralimitan en sus funciones- por la investidura que tienen- en lo que no les compete ¡que no quede títere con cabeza!
¿A qué distancia estamos de la justicia vengativa? Aunque todo abuso es violatorio, la ley debería penalizarlo en "sus justas proporciones ",como diría un ex-presidente con respecto a la corrupción.
Articulito: llegaron allá a la casa de paja de ese humilde señor y le mataron los cerditos y las gallinitas que estaba criando para su sustento. Realidad o no, en la nueva Colombia que surja del posconflicto, esto no puede volver a pasar en campos ni ciudades.
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