Por: José Mendoza Jiménez
De la violencia generalizada por los partidos políticos tradicionales, vino la repartición del poder entre ellos mismos, alternandoselos por años.
Los grupos armados ilegales en Colombia, la insurgencia, siempre han alegado su existencia el haber quedado relegados de la participación política que éstos ejercieron desde un principio. La miopía en ejercicio hizo caso omiso de las señales de inconformismo, y muchas veces las respuestas fueron la represión y la ignorancia de que existían. Allí vieron sus gestores, materia prima para desarrollar su aventura de terror. Con el abandono del territorio y de sus gentes, por parte de los gobiernos que iban llegando. Esa miopía sirvió de caldo de cultivo para ensancharse por todo el territorio nacional sin limitación alguna. Y en la medida en que se extendían, los de la guerrilla se engrandecian y eran los chachos de la película, los que salían airosos en toda acción emprendida. Empezaron con un propósito que al principio pudo haber sido altruista y loable: el propender por la justicia y los derechos de los mas desposeídos. Y que mas tarde fueron convalidando con todas sus acciones y atrocidades con tal de alcanzar el objetivo. Las aspiraciones se crecieron como se crecieron las injusticias, y entre ellos mismos para sostenerse y salir adelante. Llegaron a donde el Hacendado del sector pidiendo una vaca, y el Hacendado de buena fe, no lo pensó dos veces, concediendosela.El negocio resultó. Como el negocio resultó llegaron a secuestrarlo con fines extorsivos, y el negocio seguía resultando. Como el negocio seguía resultando, secuestraron al hijo del Hacendado también, y el negocio seguía dando. Mas tarde lo obligaron a deshacerse de la hacienda por lo que le ofrecieran y el negocio iba viento en popa. Años después, llegaría la droga con su rastro de sangre y de dólares ¡el negocio no podía ser mejor! Pero la gente se cansa y quien pega piensa que el otro no se puede defender o no tiene derecho de hacerlo. Pero recobra sus fuerzas y se refuerza a no dejarse vencer en franca lid. Así surgen las autodefensas o paramilitares en el escenario, y el monstruo sale con todas: con el inmiscuido o con el inocente que se cruza en su camino. La barbarie no puede ser menor ¡todas las formas de lucha se encuentran preparadas para el horror! Los afectados, cansados de los golpes, empiezan a visualizar su defensa.
No se puede culpar de todo a los gobiernos. Sinembargo, poco a poco los gobiernos han ido impulsando proyectos y reformas con tal de ir frenando tanta violencia descarada y el irrespeto a los derechos de la población civil.
Continuará.
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