Por: José Mendoza Jiménez
En su momento, cuando la polémica tomaba fuerza en torno a la construcción del centro comercial, cultural y turístico San Lázaro Distrito, al pié del castillo San Felipe de Barajas, en un artículo que denominé Los nuevos invasores, que salió publicado en esta página, y en alusión a un aviso en el periódico el Universal donde los interesados del proyecto se esmeraban en explicar lo inexplicable en el sentido que no se afectaba para nada las visuales del monumento emblemático desde ninguno de los puntos que ellos tomaron, sea desde el puente Román, el antiguo sitio de las botas viejas a la entrada de la calle de la Medía Luna o desde el puente Chambacu, y aduciendo que otras construcciones que se levantaron en la zona- me imagino que se referían al centro comercial Mall Plaza- no había despertado tanta inquietud como ese :el centro San lázaro Distrito al frente del castillo. En una zona que yo creí se encontraba en recuperación por parte de las autoridades para su revitalización hacer ahí un gran parque didáctico alusivo al monumento y a su historia, como continuación del parque del reloj solar y al rededor del monumento.
Ayer al igual que hoy, con el proyecto Aquarela que constaria de cinco torres de 30 pisos en el barrio Torices, cerca del castillo San Felipe de Barajas, se encendieron las alarmas, y cada uno de los entes encargados de darle aprobación a la construcción, fueron puestos en tela de juicio. Al final, como había de por medio mucha influencia política y económica, las cosas se fueron apaciguando y el centro San Lázaro Distrito, no tuvo ninguna modificación en su construcción. Ahora pienso que en un futuro, ese sería el único edificio a quedar en esa franja para recepción de quienes visiten el castillo monumento.
Llama la atención que las autoridades se interesen en el tema cuando las obras ya van en avanzada y se ponga en duda las reglas que deben acatar las construcciones en los patrimonios histórico para el desarrollo urbano.
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