Por: José Mendoza Jiménez
Caño: cuerpo adelantado de agua en busca de estabilidad y salida para oxigenar el ecosistema. Cuando se tapona o se le sierra el cause, se afecta el ecosistema acuático a su alrededor de plantas y faunas que ahí se dan ;además de inundaciones en temporadas de lluvias que ponen en peligro a sus moradores cercanos.
En tierras vírgenes el caño recibe el nombre de quebrada o riachuelo por donde corre el agua cristalina donde los peces se ven nadar como a través de un cristal. Es la pureza de la naturaleza apartada de la mano del hombre, o el aniquilamiento del ecosistema, del hábitat de seres que se refugian en él cumpliendo con el ciclo de vida interrumpido por el hombre en su afán por ganarle la partida sin tener presente que quien puede perderla es él.
Los caños y canales de la ciudad no pueden seguir siendo sitios para basura y desechos que contaminen como si nada tuviéramos que ver con ello. Como sino nos importara nuestra salud que debemos cuidar como la naturaleza.
Ahí donde nace, en la ciénaga de la Virgen, en la parte colindante con el aeropuerto Rafael Núñez, los habitantes de esos sectores: San Francisco, la María, 7 de agosto y Canapote, pidén que se intervenga el caño Juan Angola, que no se deje a la deriva o al cuidado de quienes no reconocen su importancia para la ciudad, y se le atienda en todos sus requerimientos de limpieza y dragado, donde la basura no sea su adorno, para que no muera y su vida continué desarrollandose como la ciudad misma.
Continuará.
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