Por José Mendoza Jiménez
Cuando veía la invitación que hacian algunos taxistas de la ciudad hastiados de los trancones y las congestiones en las vías dirigida al entonces alcalde Campo Elías Teherán, de que "la movilidad necesita Campo: construyamos el puente Base Naval- Castillogrande ",me preguntaba sino nos estábamos quedando cortos en nuestras aspiraciones para resolver los problemas de movilidad que padecemos. De que a cada quien se le da lo que pida si lo sabe pedir con inteligencia. Que porque mejor no pedir el viaducto pero desde la Base Naval en Bocagrande o EL Club Naval en Castillogrande hacía la isla de Manzanillo en el Bosque que conecte con el Corredor de Carga, que si evacuaria el tráfico ante el cuello de botella que significa la salida o entrada a Bocagrande y la ciudad vieja. Que pensemos en grande como los antioqueños, que sin contar con los recursos monetarios suficientes, nos embarcaron a todos los colombianos en el metro sin haberlo montado. Y no se han dormido en los laureles: adicional a su sistema principal de transporte como lo es el metro, han desarrollado otros alimentadores acordes, dada su topografía compleja de pendientes y laderas, en el desarrollado urbanístico imparable para beneficiar a sus comunidades, como el Metrocable y el Tranvía, entre otros, ¡no se han dejado amilanar por la montaña y la diversidad de su topografía los inspira a no doblegarse ante las dificultades con obras de infraestructura vial sin limites porque el tiempo acecha y la ciudad no da espera en su vertiginoso desarrollo!
Aunque no podemos cambiar el pasado de nuestra joya colonial, si podemos mejorarlo para un presente y futuro mejor. Ese viaducto sobre la bahía interna de Cartagena, sería otro referente para el turismo de la ciudad. Una ciudad que progresa y tratándose de Cartagena de indias, creo ningún colombiano se opondría. Aquí tenemos el mar y no lo aprovechamos suficiente haciéndolo más interesante para que el turista y visitante regrese satisfecho y vuelva a visitarnos seguro de que lo esperamos con los brazos abiertos y que la ciudad no colapsara con sus calles estrechas y escasas por su presencia porque nos hemos preparado para acogerlo ¡aquí el mar nos ha quedado demasiado grande! No hemos implementado un sistema efectivo de transporte acuático que la ciudad requiere o el viaducto de esta nota que mitigue el impacto de tantos vehículos por las pocas vías existentes. ¡aquí tenemos el mar y no lo desafiamos haciéndolo más interesante para quienes nos visitan y la propia gente de Cartagena!
Cuando me concentro en hablar de Cartagena y de nuestras aspiraciones para solventar los problemas de movilidad que padecemos, no dejo de mirar hacia otras ciudades que en el manejo sobresaliente de su liderazgo sirva a nuestra gente y dirigentes, emular.
Los antioqueños, pese a la adversidad de su topografía, encuentran el motivo para inspirarse en su ciudad, y de Medellín y los antioqueños es de resaltar su espíritu inquebrantable de tesón, empuje y aquiescencia de lo que vale la pena.
Continuará
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