Por José Mendoza Jiménez
2014
Es el colmo, a la difícil situación de su transitabilidad, tenemos que agregarle la contaminación auditiva y visual. ¿quién nos escuchará, quién nos defenderá de los estrafalarios del pito y los megafonos que han convertido en desorden la ciudad con los altos decibeles sin control ni ley que los ponga en cintura, que los vigile y ponga en su tono? ¿de las carretas de los vendedores ambulantes que se han traído el mercado público a los alrededores de los centros comerciales olvidando que ya no se encuentran en él? ¿De las cornetas de buses y busetas sus conductores hacen sonar al frenar con soberbia, agresividad y sevicia sin que autoridad alguna se apersone ?además del pito ¿la corneta sonando incontrolable por debajo con cada frenada? ¿y los pitos que en caravana suenan en coro con los demás vehículos conducidos por los estrategos del volante, los extraterrestres que desconocen de la levedad del ser humano, de sus sentidos, del respeto a las buenas costumbres, a la ley y al sentido común? ¿hasta cuando señor director del Datt esta irregularidad pues entiendo la ley lo prohíbe? ¿hasta cuando señor director del Epa esta ceguera con los señores que en sus carretas salen a vender sus productos de pan coger desconociendo que abusan con el ser humano, la comunidad en general con sus volúmenes altos en el megáfono? ¿Oficina del espacio público? Ahora se han trasladado a los alrededores de los centros comerciales como si siguieran en el mercado público. No es que este en contra de su actividad de rebusque del que necesitan porque es su trabajo y su medio de vida, pero hay que ser conscientes del daño que producen por lo que hay que decomisarles esos aparatos que hacen perder el equilibrio, la compostura y el orden. Que se los decomicen para ver si aprenden a darles buen uso y a comportarse mejor ante un público que los tolera a regañadientes por la ausencia de una autoridad que vele por ellos, metiendolos en cintura, haciendo cumplir la ley. La ciudadanía merece respeto. La tranquilidad de la gente es su salud. O prohibirlas de un todo para que no atenten con su contaminación sonora y auditiva como si no pasara nada porque nadie se moleste en hacerselos ver. Pero es que nadie se tiene que molestar en hacérselos ver si existen unas autoridades a quienes compete esa vigilancia.
Necesitamos rescatar la ciudad de la mano de los intrusos y de los abusadores y ustedes tienen las herramientas para hacerlo sin más demoras.
Continuará
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