Por José Mendoza Jiménez
2017
Cuando iniciamos el año, vamos descubriendo los aceleres a paso lento y enfilandolos en orden de importancia en su cumplimiento. Poco a poco vamos hilando y los pasos que vamos dando, construyendo en el camino nuestros proyectos donde se ve el esfuerzo con que lo hagamos. Unos lo harán más rápido que otros, pero al final no cruzarnos de brazos nos mantiene despiertos en el ideal por conseguirlo .La vida, llena de incertidumbres a veces, también cosecha sus aciertos y los muestra como testimonio que es posible salir adelante en medio de la adversidad y la sinrazón. Porque todos tenemos nuestras ilusiones que cultivar como seres humanos que son válidas en el contexto personal siempre y cuando incluya el respeto por los demás en su propósito. La vida nos muestra el camino en lo que creemos es posible acertar y conseguir con esfuerzo sino hay de otra. En ese camino requerimos de la comprensión solidaria de los demás así como una vela enciende otras sin afectarse. La solidaridad no tiene que ser necesariamente monetaria sino simplemente de afecto y apoyo moral. No hablo de un apoyo monetario en si sino de empatia con el que llega en busca de mejores oportunidades nuevas para seguir adelante. Entonces juega la colectividad como habitantes de una comunidad con iguales o peores condiciones por solventar y mejorar .Este acompañamiento también debe ser de las autoridades que le es incluyente permitir que la gente genere sus propios recursos de subsistencia sino cuenta con un empleo formal .Lo digo porque cada vez más la emigración de venezolanos hacía nuestro país se cierne como un grave problema social que terminará afectandonos en el mercado laboral informal y de competencias para lo cual debemos alistarnos, aceptarlos y recibirlos con la solidaridad debida.
Continuará
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