Por José Mendoza Jiménez
2014
El secuestro y posterior asesinato de tres ciudadanos israelíes en Hebron, Cisjordania, volvió a desatar la ira de Israel contra todo el pueblo palestino. Una ira que no discrimina entre civiles de los terrorista de Hamás, que no tiene en cuenta a los niños ni a las mujeres , tampoco a los ancianos. Que sólo piensa en la seguridad de los suyos, como si para ello habría que desterrar a los palestinos de su territorio ;como si para vengar la muerte de esos tres ciudadanos israelíes en una zona de conflicto, hay que sacrificar la vida de más de 1200 palestinos, la mayoría de ellos civiles ;que viniendo de un estado conformado, es una afrenta para los demás miembros de la comunidad de naciones. Un estado que no escucha mensajes de mesura, de parar la matanza porque se considera con licencia para no escuchar las voces que se le opongan en su misión de tierra arrasada, en la búsqueda de una paz incierta, escudandose detrás de las provocaciones de un grupo guerrillero. Más de 1200 muertos y el mundo no se moviliza para rechazar esa despiadada violencia y solidarizarse con sus víctimas directas, pues sus vidas son los paracohetes con que cuentan. No hay justificación alguna. Tanta destrucción de vidas inocentes tras la caza de terroristas ;de destruir al pueblo palestino con sus bombas y artillería pesada de guerra, lleva consigo el mensaje de la resistencia de un pueblo que se niega a desaparecer, que se niega a morir, que los mártires palestinos dan la vida por él. No se consigue fácilmente la paz eliminando al enemigo a la fuerza, sin escuchar sus reclamos y considerarlo. ¿qué clase de estado es este que no considera la desproporcionalidad de sus actos, el de sus numerosas víctimas deja al lado atacado y se empeña en acrecentar más su dolor atacando hospitales, escuelas y campos de refugiados? Esta guerra ilogica, sin razonamiento ni ley que la controle es un invento de los hombres . Quien lo creyera el pueblo escogido por Dios, el de la tierra prometida, hoy es la región más violenta del mundo y difícil en el corto y mediano plazo haya reconciliación. Las consecuencias de un grave error de apreciación: el de proclamar un estado sin haberlo considerado el otro. Cuando Israel insiste en su seguridad, los palestinos concientizan la ocupación como la piedra en el zapato que no les permite ser ellos mismos como pueblo autónomo y soberano.
Continuará
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