Por José Mendoza Jiménez
2018
Dicen que no existe la felicidad completa porque cuando se considera que se tiene algo se le interpone en el camino.Como el ser humano es de aspiraciones en ascenso, un paso lo lleva al otro y así va escalando hacía la meta escogida.Lo malo es olvidar de dónde se viene y los pasos que no ha dado en falso para lograrlo.Cuando el niño aprende a caminar ya no quiere que lo carguen porque puede valerse por si solo y se rebeldiza contra lo que en un principio era lo que le tocaba pero ha evolucionado.
Viendo así la protesta del miércoles en el SITM, sistema integrado de transporte masivo, de Transcaribe,es válida si aguarda la compostura con la realidad de sus deficiencias y exageraciones con el aumento de $200 en la tarifa, sin demeritar el servicio que presta a la ciudadanía como una necesidad satisfecha en constante mejoría.La felicidad entonces, se torna insatisfecha y exige más sin tener presente el precio que se haya de pagar para alcanzarla como se quiere.Si Cartagena de Indias es la ciudad de la esperanza, Transcaribe es muestra de que avanza en la dirección correcta y debemos sobreponernos a las fallas que presente sin exasperarnos en su tránsito hacía la normalidad esperada.Y eso toma tiempo, más del que estamos subestimando.Como un niño con sus rabietas, nada le importa, nada lo contenta, nada lo aquieta más que lo complazcan en lo que quiere; sin tener en cuenta si se puede o qué inconvenientes hayan para que no se le niegue.
Continuará
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