Por José Mendoza Jiménez
2015
En una confrontación la primera víctima es la verdad.Se ha dicho.En éstos dimes y diretes entre los dos mandatarios involucrados en la emergencia humanitaria que provocó la expulsión de colombianos del vecino país de Venezuela, la regla no ha sido la excepción.Quienes vimos por televisión la forma como la canciller venezolana Delcy Rodríguez se despedía de su par colombiana, María Ángela Holguín como si se tratara de un programa humorístico, debimos arguir que algo raro se presagiaba, si, que nada de lo acordado en ésa reunión de Cartagena se iba a cumplir por parte del gobierno que ella representaba.Que solo se trataba de un papelón más mientras el régimen afinaba su política de cierre de fronteras.Lo que ha seguido después es la confirmación de ésa farsa de disponibilidad de la que habla el presidente Maduro para hablar con Juan Manuel Santos.La canciller venezolana ha tenido el atrevimiento de desmentir a la colombiana en ése sentido, como queriendo decir que quien no cumple con los acuerdos llegados,es acá de esta parte.Y al defensor del pueblo, Jorge Armando Otálora Gómez,lo dejaron plantado en la frontera, sin que le respondieran la llamada.Tambien hizo críticas despectivas de la forma como los medios colombianos informaron desde la frontera sobre lo que pasaba con la situación, si, que no era de su agrado , dado el despliegue que despertó de indignación.Si hay una incursión violatoria del espacio aéreo, la canciller Delcy Rodríguez,corre a desmentirlo a lo ligera, Sinembargo, los radares de la fuerza aérea colombiana, no mienten.Los colombianos expulsados y los que se vinieron por temor a los abusos de la guardia venezolana,son testigos de excepción del atropello y la humillación de la que han sido víctimas, pero el presidente Maduro, con una cortina de humo , culpa de esos atropellos y abusos a las autoridades colombianas que, metidas en el río Táchira no hacían otra cosa que ayudarle a sus compatriotas a pasarlo con las pocas pertenencias que les dejaron sacar.
Continuará
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