Por José Mendoza Jiménez UNO Si ésta historia de amor con tintes de cuentos de hadas no fuera verdad, habría que soñarla para hacerla real; pues nunca estarán demás las buenas intenciones de los otros para con el prójimo,si nacieran del corazón.Y hasta donde entiendo, nuestro personaje no lo había soñado por lo menos en esa desproporcionalidad de bendiciones como se le presentaba.Siempre aguardó la esperanza de encontrar su media naranja, la mujer ideal con quien formalizar un hogar hasta donde su situación económica se lo permitiera.Diligencia en la que siempre se ha mantenido activo, entusiasmado, aunque las cosas no le salgan como las planee.Recuerda con especial atención a la Alta y delgadita para quien la canción que grabó el gran Antonio Aguilar compuesta por Antonio pero Acosta, hubiese Sido hecha para ella o por ella y, de quien nunca obtuvo ni siquiera una mirada de consuelo a pesar de los muchos galanteos que le prodigó.Pero así es la vida y así es el amor, muchas veces esqui...